A veces, nunca sabrás el verdadero valor de un momento hasta que se convierte en un recuerdo
Curiosa la mala costumbre que tenemos los humanos de pensar que el momento actual va a perdurar para siempre. La verdad es que lejos de ser así, tiende a pasar sin pena ni gloria hasta que ya se fue y no tiene remedio. Nos (me) pasa continuamente y sólo tendemos a valorar lo que perdimos… A veces, ni eso.
Yo les propongo que busquemos entre nuestros recuerdos cada uno de los momentos que nos hicieron felices o no y recapacitemos sobre los motivos que nos llevaron a no valorarlos convenientemente. Aquella persona que nos ayudó en un momento dado y nos hizo felices; aquel profesor que se entregó por hacernos disfrutar durante nuestra formación; aquella persona querida que no supimos valorar mientras nos entregaba todo su amor; aquellos compañeros que se esforzaban por animarnos cuando el desánimo se adueñaba de nuestro espíritu en un trabajo donde las relaciones eran complicadas; aquellos amigos que dejaron de lado sus ocupaciones por venir a consolar en un mal momento; aquella celebración sorpresa que nos ofertaron por nuestro aniversario; aquel regalo cuyo valor económico era insignificante pero cuya carga emocional era enorme, todos los recuerdos son válidos, tanto si son de felicidad como los de tristeza y los de dolor porque, al final, los pasamos todos y lo que marca la diferencia es la compañía con quien los vivimos.
Al recordarlos, tal vez, y digo sólo tal vez, quizás seamos capaces de valorar muchas cosas y, sobre todo, a las personas que nos acompañaron, estén en donde estén y haya sucedido lo que haya sucedido. Y, si tenemos la oportunidad, demos las gracias. Nunca es tarde y devolveremos algo de la felicidad o de la compañía que nos hicieron. Nosotros nos sentiremos igualmente mejor.
Si esperamos demasiado, podría llegar a ser tarde, esto no es eterno. No perdamos esta oportunidad.
Excelente reflexión!
Muchísimas gracias
De acuerdo contigo, Antonio, Valorar cada instante de nuestra vida, es lo que hace la diferencia en nuestro diario vivir! Saludos, un abrazo desde Colombia.