Ver esta entrevista de Punset a Álvaro Pascual-Leone, supone todo un desafío a la razón humana. No esta la primera ocasión en que el neurocientífico español de Harvard acomete la aseveración que aquí extiende a completar a base de una sencilla prueba en la que utiliza al fantástico divulgador-estudioso-profesor, Eduard Punset, como conejillo de indias o rata de laboratorio, dicho con el mayor de los respetos.
A partir del minuto 18’47», Álvaro Pascual-Leone, pronuncia una afirmación hipotética sobre la que la ciencia, todavía, no alberga una respuesta completamente clara:
¿De dónde sale la orden para efectuar una actividad orgánica: del cerebro -de manera autónoma- o de la propia persona?
Desde luego hay incógnitas tan maravillosas como intrigantes que empobrecen el interés por realizar una carrera para llegar a Marte, salvo que esta última no venga de la mano de intereses ocultos e indescifrables por parte de poderes económicos y políticos que mueven el orden universal de las cosas. ¿Por qué no le dedicamos más tiempo, medios y divulgación al conocimiento del cerebro tan alejado de nuestras posibilidades como lejos nos quedan otros planetas?
Pero hay una cosa bastante cierta dentro del conocimiento que se tiene sobre el cerebro, a más estudio, a más dedicación, en cualquiera de las actividades y ciencias que nos rodean, mejores decisiones serán tomadas, lo decida nuestra parte más orgánica o las más reflexiva. Un Líder debe conocer y dominar el máximo posible sobre el arte de dirigir, gestionar, coordinar y reforzar al equipo que le acompaña para alcanzar las metas que le sean encomendadas.
Dentro de las armas que debería conocer muy bien, se encuentra todo lo relativo a la neurociencia, su realidad, su avance, las técnicas que se están derivando de su investigación y, sobre todo, tratar de comprender que muchos de los errores que cometemos, sean mecánicos o a partir de decisiones adoptadas, no está nada clara la responsabilidad consciente de sus colaboradores. Comprender a la persona y tratar de entenderla -lo que se ha venido llamando coloquialmente, ponerse en sus zapatos o empatizar-, anteponiéndolo a cualquier otra reacción negativa, por lo menos en primera instancia.
😉