Siete ideas para luchar contra la corrupción en nuestra sociedad


DomenenchMele

Reproducción íntegra del texto recogido en el Blog del profesor Domènec Melé del IESE, a quien tuve la oportunidad de realizar una entrevista telefónica el pasado jueves 24 de Enero de 2013, y que nos dejó a todos la impronta de su humanidad y sencillez desgranando dos problemas de la manera más sencilla y clara posible: Cómo Afrontar la Crisis y Cómo Afrontar la Corrupción.

Además de facilitar el link del profesor Melé en éste Blog, me permito reproducir estas dos entradas suyas (hoy la primera) con su autorización. Empezaremos con la que está más de ‘moda’: Siete ideas para luchar contra la corrupción en nuestra sociedad

«Son numerosos los casos de corrupción que han aflorado en diversas comunidades autónomas españolas en los últimos años. Han causado una abrumadora percepción de corrupción en todo el país. En ellos están involucrados políticos de diversos partidos, pero también empresarios y profesionales. La Vanguardia del 20 de enero publicaba una encuesta online – sin valor científico pero significativa – en la que el 91% afirmaba que la corrupción es ahora el principal problema de España. La corrupción y el fraude también ha aumentado en el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en su valoración como problema nacional. Su percepción ha pasado de 9,5 puntos en noviembre a 17, 2 en diciembre de 2012. Los políticos y los partidos políticos como problema sigue siendo alto (sólo superan a estos dos problemas, la preocupación por el paro y la situación económica).

Es evidente que la corrupción hace mucho daño: crea desconfianza, incentiva nuevas conductas abusivas, detrae dinero de finalidades sociales, desanima el esfuerzo y rompe el principio de legalidad. Es, pues, necesario luchar con energía contra la corrupción. Pero, ¿cómo? Pienso que en varios frentes, incidiendo en las causas de la corrupción, tomando medidas disuasorias a actuaciones corruptas y persiguiendo enérgicamente la corrupción. Se puede actuar:

  1. Asumiendo y fomentando la sensibilidad hacia la defraudación y la corrupción, tomado conciencia de los daños que ocasionan y de la importancia de eliminar estas prácticas. Los partidos políticos suelen utilizar la corrupción como arma arrojadiza contra sus adversarios, pero la reacción pública contra la corrupción es todavía demasiado débil Fomentar la sensibilidad social pasa por afinar el sentido de responsabilidad por el dinero público, tanto en su recaudación como en su distribución. Responsabilidad que se extiende al deber moral de pagar impuestos y a la preocupación por el buen uso de los caudales recaudados.
  2. Promoviendo transparencia en las instituciones, sobre todo en los partidos políticos y las instituciones públicas. Cuando las cuentas son claras y comprensibles y se dan a conocer, el riesgo que hacer trapas o actuar con favoritismo disminuye, si más no, por el riesgo de que se descubra.
  3. Implementando medidas disuasorias de comportamientos corruptos. Junto a la transparencia, pueden contribuir a disuadir actuaciones corruptas leyes exigentes, códigos de conducta bien elaborados y que se hagan cumplir, y adecuados medios de vigilancia y control, incluyendo grabaciones conocidas por todos. 
  4. Consiguinendo una mayor eficiencia en la administración de justicia y en la actuación de otros poderes públicos. No basta con tener leyes, sino que deben hacerse cumplir. La lucha contra la corrupción exige inspecciones bien programadas y una actuación decidida de inspecciones o de la fiscalía y aun creando potenciado fiscalías específicas, como ya se ha hecho en diversos lugares. La justicia, además de responder a su nombre, que es lo primero,  tiene que se rápida y eficiente. No es de recibo que un proceso judicial por corrupción tarde 14 años en ser resuelto, como ocurrió en la “Caso Pallerols”.
  5. Eliminando estructuras o políticas que incentiven la corrupción. Es lo que ocurre con una mala regulación de la financiación de los partidos políticos, la cual puede incentivar alternativas irregulares de financiación. También con subvenciones poco claras o faltas de un control efectivo, que favorecen los sobornos.
  6. Aumentando el control social sobre las instituciones. Pueden hacerlo instituciones de con observatorios específicos, los medios de comunicación, o bien organismos específicos. Este control exige evitar conflicto de intereses, y en concreto que el controlador tenga intereses sobre quien lo controla.
  7. Educando en la honradez. Lo más importante a largo plazo. Según una encuesta reciente, el 42% de los jóvenes de 16 a 24 años justifica la evasión de impuestos y el fraude, si bien están en desacuerdo con los recortes sociales. La pregunta es, ¿se educa suficientemente en la honradez? ¿Qué medidas tomas las escuelas ante las copias en los exámenes y los plagios en los trabajos? ¿Cómo se presenta y ejemplifica el valor de la honradez?

Siete ideas para pensar, y seguro que hay más. Con todo, pienso que lo más importante, en último término, son las personas y sus motivaciones para actuar bien. ¿Qué puede motivar tal comportamiento?»

3 comentarios en “Siete ideas para luchar contra la corrupción en nuestra sociedad

  1. muy bueno padre pero todo lo que recomienda esta precisamente en manos de los mismo corruptos que nunca les va a interesar esto sino solo mantenerse y atornillarse, cualquiera que tipifique cualquier caso vivido le presentara cien o multiples actuaciones una despues de la otra, con el agravante que se denuncia ante autoridades y organos de control y se les llenan las bolsas de dinero mal habido, haciendoles antes el favor

    1. Estamos todos de acuerdo en que resolver el problema, desde arriba, se antoja misión imposible. Lo que entiendo propone el profesor Melé, que es lo mismo que venimos proponiendo muchos de manera estéril, es que el país precisa de una refundación cultural que cambie el sentido de la honradez y los hábitos que nos conducen a ella. Los apartados 1 y 7, primero y último de su lista, los que abren y cierran las demás opciones, son los que nos atañen a los ciudadanos de a pie. Cierto es que los más determinantes, ahora mismo, son los que están en medio de ambos pero no son, en absoluto, los más importantes. Suponiendo que fuéramos (fueran) capaces de resolver del 2 al 6 a nivel político e institucional, en una expresión de decencia y dignidad política excepcional e inhabitual, de no resolver los otros dos, nada se habría conseguido y todo estaría perdido de regreso. Hemos de cambiar nosotros primero para disponer de la virtud moral que nos permita contemplar la exigencia a nuestros representantes, hombres y mujeres como nosotros, que han bebido de las mismas fuentes, han dispuesto de los mismos ejemplos y han corrido por las mismas calles que cada uno de nosotros. Hablar, criticar, exigir y demandar a los demás es fácil, máxime con los ejemplos que nos dan, pero lo nuestro no es menor muchas veces a otros niveles, sólo que lo vemos con otros ojos. Empecemos por lo fácil: eduquémonos y eduquemos en la honradez absoluta, sin paliativos ni justificantes.

      1. Así es: a los políticos no los traen de otro mundo, en una nave espacial; salen de las mismas familias cristianas, católicas, y en el camino se corrompen. Por eso la importancia de fomentar la moral y ética desde temprana edad, dentro de cada una de las familias, de otra manera no se cortará la cadena desvirtuada. Es necesario volver a las Virtudes, aquellas que no se compran con dinero y trascienden toda cultura y frontera.

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