Aunque muchos duden, convendría recordar a todos esos beatos meapilas, inconsecuentes con los propios preceptos de la civilización cristiana de la que tanto se vanaglorian y a la que tanto invocan, que en Génesis 1:27-31, se recoge la Palabra de Dios bien clarita y sin lugar a dudas pese a todas las manipulaciones intentadas y desentrañadas:
27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
28 Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
29 Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer.
30 Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así.
VARON y HEMBRA, así, en igualdad de condiciones, de metas, de objetivos, de responsabilidades. IGUALES en todo.
Pero no, no es así. Son olvidadizos, premeditadamente olvidadizos y sectarios, por lo que prefieren juntarse a la hora del café, delante de la máquina, con otros hombres para poder compartir chascarrillos y malos chistes, así como comentarios soeces sobre alguna de sus compañeras; ah! y detestan a las mujeres con pantalón, por eso seguimos manteniendo a la mujer en el ámbito profesional injustamente tratada y valorada.
En IESE, escuela de negocios barcelonesa de primer orden mundial, analizaron en un informe a 34 países de la OCDE, durante los períodos comprendidos entre 2006 –un año antes de la crisis- y 2018 -fecha de la presentación del informe-, la situación de las mujeres en el ámbito laboral. El trabajo estuvo a cargo de la profesora de Dirección de Personas (IESE), Nuria Chinchilla que colaboró con Esther Jimenez y Marc Grau.
El resultado alcanzado no dejó en especial mal lugar a nuestro país, el octavo de treinta y cuatro podría resultar hasta complaciente. Las áreas de estudio comprendidas hacían referencia al liderazgo personal, liderazgo social, liderazgo empresarial y, finalmente, al liderazgo político.
En lo que se refería al Liderazgo Personal de las mujeres, se analizaba el nivel de estudios, participación porcentual de las mujeres inventoras a través del registro de patentes y las que eran empresarias. Realmente agradable comprobar que, en este ámbito, las profesionales españolas, alcanzaban el segundo lugar del informe, tras Portugal. Las españolas avanzaban a los hombres tanto en estudios secundarios como en universitarios.
En los restantes ámbitos de análisis los resultados alcanzados no eran tan positivos. En el Liderazgo Empresarial, ocupábamos la plaza número 25 y en Liderazgo Social era la 29. Si comparábamos la situación con respecto al año 2006 habíamos retrocedido de la 4ª y 3ª plaza a la 25 y 29 respectivamente. Esta claro que nuestra situación de antes a después del drama de la burbuja inmobiliaria, con todas sus consecuencias, ha tenido un efecto demoledor ‘sobre todo’ con las mujeres profesionales. No deja de ser cierto que, en el primer ámbito analizado, las mujeres dieron un salto muy significativo desde la 24ª posición hasta la segunda, pero, aunque parte del análisis realizado por la profesora Chinchilla lo podamos suscribir, no me parece que el mayor peso de este cambio que se ha dado sea atribuible tan sólo a las razones que esgrime el informe.
Pero vamos, antes y para acabar, a ver el último de lo ámbitos propuestos en el estudio de IESE: el Liderazgo Político, donde se analizan y comparan el número de parlamentarios y ministras, donde se mejoró de la 12ª posición a la 7ª. Con bastante seguridad, si este estudio se hubiera realizado en 2019, gracias al Presidente Sánchez (PSOE) y su decidida apuesta por la introducción de las mujeres en los órganos de poder, comenzando por el propio Gobierno en donde son mayoría, estaríamos incluso mucho mejor posicionados.
Pero es que esto no va de ranking, esto es bastante más serio y profundo. Allá por el primer cuarto del siglo pasado, mi abuela, una mujer que siempre trató de apartarse de los cánones establecidos en muchos aspectos, sobre todo el cultural, el profesional y el del conocimiento, me explicaba que se había presentado a las oposiciones para Telégrafos de España. Alcanzó plaza y fue nombrada Jefe Centro en una población catalana. Pero su lamento era, y por lo que veo no ha cambiado esto mucho, que había obtenido en las oposiciones –eran funcionarios públicos- el número dos de toda España, lo cual parecía que estaba muy bien pero, afirmaba, que el número uno –la que sabía o creía que era su verdadera posición- no podía ser una mujer y se la dieron a un compañero varón. Las cosas no han cambiado mucho y las mujeres siguen estando limitadas en muchos puestos y en muchas empresas.
Nuria Chinchilla, afirma que hay menos mujeres managers empleadas y una tasa de paro femenina de las más altas entre los países analizados. De hecho, en los Consejos de Administración de Noruega (41%) y de Suecia (36%) hay más participación de las mujeres que en España (20%) y, cuidado, no somos los peor situados: Canadá (19,4%), EE.UU. (16,4%) o Irlanda (16,00%). Otro dato significativo, el de mujeres managers: 3% de las mujeres empleadas en España frente al 5,4% de los hombres. Y, para redondear, el 21,4% de las mujeres están en el paro frente al 18,1% de los hombres, pero, si cabe, si tenemos en cuenta que la tasa de población activa es del 70,2% en las mujeres y el 80,5% en los hombres.
No voy a discutir los razonamientos esgrimidos por la directora del estudio y las posibles soluciones al problema: la flexibilización horaria, de la mano de una reforma horaria; las auto-cuotas en los altos cargos y puestos de responsabilidad; la dinamización para lograr referentes femeninos en todos los sectores; formación de los directivos en la gestión del tiempo. No cabe duda que una flexibilización horaria es importante para la conciliación familiar, pero más allá de esa ‘ventaja laboral/profesional’ para los que trabajan por cuenta ajena, que no para autónomos y microempresarios con los que parece nadie cuenta, no deja de ser una trampa en sí misma.
Me explicaré mejor. Estoy absolutamente de acuerdo con el criterio de que en España se tiende, totalmente, a valorar más y mejor al que más horas trabaja o, si me lo permiten, al que más horas está calentando su silla o paseando de ésta a la máquina del café, por lo general muchos más hombres que mujeres. Y esto se debe acabar. Un directivo comentaba a un ejecutivo de grado medio recién contratado, que lo veía muy nervioso, como estresado con su trabajo. Él nuevo ejecutivo le respondió que iba falto de tiempo, que la rigidez en salir a las 17:00 en punto mermaba sus posibilidades de dar de sí todo lo que podía y quería mostrar en su nueva empresa. El directivo le miró con expresión de cierta preocupación y le expuso la filosofía de aquella multinacional, con la que yo colaboraba con asesoramiento: “Mire usted, le hemos contratado porque tenemos absoluta confianza en sus posibilidades, esto no debería preocuparle. Lo que sí es causa de preocupación para mí a partir de ahora, y lo deberíamos tratar dentro de una semana si le parece bien, es que no pueda usted resolver su carga de trabajo dentro del horario laboral. Fíjese, si no puede con eso dentro del horario, sólo caben dos razones: o su jefe inmediato le está sobredimensionando el trabajo y entonces hablaré con él, o la segunda sería que tal vez usted no está ciertamente preparado para ocupar este puesto todavía y habremos de estudiar soluciones alternativas”
Muchas veces, los cargos intermedios, sean contratados del exterior o sean promocionados desde el interior, no están preparados suficientemente y compensan su desconocimiento y falta de experiencia a base de echar más horas de las convenientes. Esto acostumbra a estar muy bien visto por sus superiores pero, en cambio, es un mal menor a corto plazo que se convierte en muy grande a medio/largo plazo.
Ellos ocupan el lugar de las mujeres, muchas veces infinitamente mejor preparadas pero descartadas, precisamente, por su importante función biológica. Y no es sólo una cuestión económica -más grave cuanto más pequeña es la compañía- es una cuestión organizativa. Ubicar en una determinada posición a una mujer que aspire a ser madre, conlleva desajustes en el caso de la buena nueva y eso es entendible para cualquiera que dirige una empresa, pero no debemos ni limitar a la mujer ni penalizar al empresario. Yo creo que, además de la reforma horaria, el Estado ha de dar respuesta y facilitar soluciones para que el empresario no deje de ser competitivo y no sufra ningún sobre costo derivado de estas circunstancias y, además, de una manera rápida, no al ritmo que suele resolver la administración pública en España. No sé por qué, pero de esto nadie habla cuando se trata de un problema empresarial y social de primera magnitud, nunca.
Por otra parte, todas las otras soluciones que expone la profesora Chinchilla me resultan ‘extrañas’, como por ejemplo el asunto de las auto-cuotas. Primero, que al empresario privado nadie le puede marcar estrategias empresariales y, mucho menos ‘auto-cuotas’. Eso no ayuda a las mujeres. La igualdad de género vendrá de la mano del conocimiento, de la experiencia o del esfuerzo que cada uno sea capaz de aportar, sin entrar en cuestión de sexos, o no llegará nunca.
La igualdad de género vendrá de la mano del conocimiento, de la experiencia o del esfuerzo que cada uno sea capaz de aportar o no llegará nunca.
Lograr referentes femeninos, vuelve a ser algo que sólo puede resolverse con una eficiente política de capacitación orientada a potenciar aquellos puntos obscuros que convengan apoyar. Y no empieza en la Universidad, sino en la enseñanza primaria.
Finalmente, hablar de formación de los directivos en la gestión del tiempo, aunque me parezca muy tardío, es algo que se viene explicando hace muchos años, pero no tiene mucho margen de posibilidades por cuanto se sigue premiando al que más horas está, no al más productivo y añado a esto, como ejemplo, que durante la fase posterior a la debacle económica de occidente, la mala organización empresarial, sostenida por mandos intermedios, ejecutivos y directivos malos o muy malos, carentes de preparación adecuada para liderar en los buenos y en los peores momentos, prefirió dejar en la calle a mujeres, jóvenes y profesionales interesantes, por sus altos emolumentos. Se adaptaron(?) a la crisis a base de limpiar sus organizaciones sin tener en cuenta la idoneidad personal y sólo valoraron el coste. El resultado todos lo hemos sufrido.
Hoy, seguimos teniendo que capacitar a nuestros líderes pero no en gestión del tiempo sino en liderazgo. Hemos de convertir a nuestros responsables en auténticos líderes, capaces de gestionar, de ayudar, de apoyar y de extraer el mejor resultado de todos y cada uno de nuestros colaboradores, promocionando a los que realmente valen y presentan una disposición actitudinal intachable. Si son mujeres, genial, si son hombres lo mismo. El Estado que cumpla con su parte.
Hasta entonces estaremos fastidiados y seguiremos en el furgón de cola de la OCDE. Mientras, nuestro Dios, seguirá pensando en qué se equivocó o qué fue lo que no entendimos en sus preceptos.
Y yo me pregunto ¿hubiera sido igual la Humanidad hoy si en Génesis se hubiera invertido el sexo a la hora de la Creación?