Mason Joaquim Corsino dos Santos, mi héroe


Este tipo de la fotografía es un auténtico héroe

En una epopeya o en un poema épico, el héroe es el personaje principal y quien desarrolla las acciones más importantes. El héroe suele encarnar rasgos sobresalientes y valorados por sus conciudadanos en función del momento, las circunstancias y el entorno. Identificar a una persona como un héroe, no deja de ser algo subjetivo que el sentimiento mayoritario acaba por imponer según su adscripción, educación, aficiones, ideología y un largo etcétera de elementos circunstanciales.

Salvar gente, luchar por defender a alguien, enfrentarse valientemente al enemigo, alcanzar hazañas imposibles para otros, eran distintivos de un héroe popular durante el siglo pasado. En nuestra sociedad, sobre todo donde no se hayan dado circunstancias excepcionales (guerras, enfrentamientos a desastres naturales, etc.), los héroes pueden responder a otros valores más efímeros, como la consecución de una Champios League, colgarse una medalla de oro en alguna competición olímpica o ganar algún concurso chorra de televisión del tipo Gran Hermano -dicho con todos los respetos- y, en algún caso, pero pocos, relacionados con la superación de las adversidades. Este sería el caso de Mason Joaquim Corsino dos Santos, mi héroe de hoy particular, nada asimilable a gestas más relacionadas con personas que explotan sus aptitudes físicas, mentales o de atractivo físico, enfocados al reconocimiento público en un entorno lúdico.

Mason Joaquim, de 63 años (hoy 66 años), en España ya estaría jubilado, con una paga imposible, jugando a la petanca en cualquier plaza de cualquier pueblo de nuestro país, bebiéndose algún chato de vino en el bar del pueblo en medio de una partida del dominó o consumiendo televisión mientras espera la cena. Él, Mason Joaquim Corsino dos Santo, decidió alcanzar su reto particular antes de finalizar su vida, mal llamada, útil o profesional. A la edad de 63 años consiguió su licenciatura en Derecho. Visto así, todo y la importancia de que a esa edad alguien continúe formándose, no es algo tan excepcional, sí sobresaliente, pero no para elevar a nadie al altar de los superlativos o héroes. De hecho muchos otros que se jubilan (más que muchos, algunos pocos) aprovechan para inscribirse en la Universidad y seguir determinadas materias, pero estos lo hacen por hobby y ahí radica la importancia de la diferencia con el bueno de Joaquim.

Historia

Todo cambia cuando conocemos un poco su historia. Nacido en Itaumirim, en Minas Gerais, una población de justito treinta mil habitantes dedicada a la agricultura y la pesca. Estudió Administración (una especie de bachiller) y quiso acceder a Ciencias Contables de la Universidad Federal de Espírito Santo, en 1980, pero no superó el acceso y tuvo que dejar a un lado los libros para ponerse a trabajar. Empezó como ayudante de albañil y luego prosperó a albañil, toda su vida intelectual concentrada en cada muro que levantaba y en cada tocho que ponía.

Pero es que, una de las cualidades de los héroes es que siempre son capaces de acometer pequeños actos heróicos, programados y disciplinados. Mason Joaquim, además de construir su casa, en Bandeirantes, Cariacica, apartaba una pequeña cantidad cada mes de sus humildes ingresos para poder alcanzar, algún día, su sueño y es que este tipo de faz bonachona, subido al andamio, nunca olvidó su meta, su objetivo: estudiar.

En 2008 había recogido suficiente dinero y retomó sus estudios. Recorría, cada día, la distancia de 21 kilómetros (en total 42 kilómetros diarios) que separaba Bandeirantes de Victoria, la ciudad en la que se graduó, en su bicicleta después de su trabajo en la obra, con humildad, con ilusión y una misión.

Joaquim Corsino dos Santos

Pero no le fue todo así de fácil, a pesar de todo lo vivido, todavía se encontraría con nuevas piedras en su camino. Joaquim mismo, explicaba cómo un amigo le pidió un dinero prestado que luego no le podría devolver. Volvió a dejar la Universidad para poder recoger suficiente dinero y pagar el resto de matrículas y clases. En 2012 regresó para finalizar lo que tanto le había costado conseguir.

Objetivo alcanzando

Finalizó y obtuvo su graduación, pero siguió estudiando. Se inscribió en un postgrado de Derecho Penal y de Procedimiento Penal, también en Victoria (42 kilómetros más cada día) e inició un curso preparatorio para pasar la prueba de entrada al Colegio de Abogados de Brasil porque, como bien sabe el lector, una cosa es tener una licenciatura en Derecho y otra, bien distinta, ejercer de abogado.

«Soy un camarada que aprecia las cosas honestas. Siempre quería hacer un curso de derecho para ayudar a otras personas»

Curioso el caso de Joaquim, porque bien está querer estudiar, alcanzar tu sueño de joven, pero a los 63/65 años, quien más quien menos están pensando en jubilarse y él, en cambio, estaba preparándose para ejercer de Letrado ayudando a los demás ¡Es, sencillamente, Genial! El postgrado se lo preparaba los sábados, de 8h a las 13h, y el cursillo para el Colegio de Abogados, de lunes a jueves por la tarde. Tuvo, incluso, que dejar de trabajar y, por suerte, obtuvo una pequeña beca.

Y, puestos a soñar (se ve que la altura en los andamios da para mucho), ahora él quiere ser un Diputado porque leyó la Constitución de su país…

«Cuando leo la Constitución en el artículo quinto, que dice que todos tienen los mismos derechos, veo que hay mucho de bueno en ella y me gustaría contribuir a ello»

Una persona que une a su valor fundamental -la determinación- perseguir el conocimiento continuado, alcanzar los objetivos que le ilusionaron de joven al final hipotético de su carrera laboral, ayudar a los demás y descubrir la grandeza de la Constitución de su país que le garantiza, también hipotéticamente, la igualdad de todos sus ciudadanos; un tipo así, que es capaz de conjugar la toga del licenciado con la bicicleta sometida por la herrumbre de sus tubos y la mitra académica con las humildes ropas del obrero, alguien así sólo se merece todos mis aplausos, mis respetos y mi más sincera admiración.El director interino de la universidad donde Joaquim estudiaba, Erick Coutinho, dijo que :

«Joaquim es un ejemplo de determinación para cualquier persona«

Así mismo. En Brasil como en cualquier lugar del Planeta.

Ahora cierro este panegírico, del que estoy absolutamente convencido, con una pregunta puñetera (por aquellas ‘puñetas’ que visten los Magistrados en la Corte donde se imparte la Justicia): ¿Qué empresario, director de Personas o CEO contraría a este hombre como profesional, con su Hoja de Vida en la mano? Claro que mejor pregunta sería ¿por qué no lo contrataría? Imaginen por un minuto cuál sería su currículo escrito con los datos que les he facilitado: estudia Administración y no acaba sus estudios; se pone a trabajar en la obra donde sigue trabajando toda su vida laboral, probablemente más de 40 años o así; se gradúa en derecho, tiene 65 años y pretende que usted lo contrate, piénselo sólo por un momento.

Yo les confieso algo, si contara en la actualidad, trabajando a mi lado, a 99 personas querría que 100 fueran perfiles como el suyo. Triunfaríamos seguro. La Actitud de Joaquim, es brutal. No se me ocurre ya otro adjetivo.

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