
En Febrero de 2019 se publica en el IIIA, centro de investigación adscrito al Spanish Council for Scientific Research (CSIC) bajo el título de Combinando la teoría de la elección social y la argumentación: posibilitando la toma de decisiones colectivas, un interesante desarrollo sobre cómo elaborar un análisis, a partir de múltiples opiniones personales transversales, que permita alcanzar una mejor opción a adoptar ¿Por quién? Bueno, supongo que eso dará igual, sea por ciudadanos, empleados, clientes… lo que se les pueda ocurrir. Indudablemente se acabará utilizando para que compremos más, pero esa no es la cuestión.
La publicación dice esto:
“Los debates basados en la argumentación son una herramienta poderosa para resolver conflictos y alcanzar acuerdos, y tienen un gran potencial en entornos abiertos como las comunidades en línea.
Cómo los participantes en un debate pueden llegar a un acuerdo sobre el resultado del debate, dadas todas las declaraciones que se han hecho.
Aquí proporcionamos parte de la infraestructura computacional para apoyar los debates basados en argumentos, en particular enfocándonos en el problema de cómo los participantes en un debate pueden llegar a un acuerdo sobre el resultado del debate, dadas todas las declaraciones que se han hecho.
Nuestro enfoque permite la representación de los argumentos hechos por los participantes involucrados en un debate, permite que se representen las relaciones positivas y negativas entre los argumentos, y hace posible que los participantes expresen opiniones sobre los argumentos y el resultado del debate.
Nuestra principal contribución es proporcionar la primera solución al problema de calcular una decisión colectiva, a partir de las opiniones de los participantes sobre los argumentos (y el resultado) del debate. Con este objetivo, investigamos el uso de una familia de funciones de agregación. Esta familia comienza con una función que está firmemente arraigada en la literatura de la elección social, y se extiende con funciones que están más orientadas hacia el uso de la argumentación. Encontramos que para garantizar que la decisión colectiva sea coherente, una propiedad que creemos que es esencial, una función de agregación debe tener en cuenta las dependencias entre los argumentos.
También proporcionamos un análisis empírico del desempeño de nuestro enfoque para llegar a una decisión colectiva, mostrando que se puede llegar a una decisión colectiva para debates, del tamaño que uno encuentra actualmente en línea, en un tiempo razonable.”
Y ahí lo dejan Jordi Ganzer-Ripoll (licenciado en Matemáticas), Natalia Criado (experta en informática e inteligencia artificial) , Maite López-Sánchez (Investigadora en Inteligencia Artifical), Simon Parsons (Profesor de la Universidad de Liverpool) y Juan Antonio Rodríguez-Aguilar (que era el que les faltaba para formar el quinteto de expertos -master graduado y doctorado en inteligencia artificial y con varios proyectos ya a sus espaldas-, para comprobar de qué manera se puede afectar al mercado utilizando las técnicas propias derivadas de la inteligencia artificial), todos ellos satisfechos de su aportación. Lo que podríamos llamar, casi, el conjunto de Liverpool tanto por su edad como por su aportación innovadora muy similar a aquellos que inmortalizaron el paso de peatones de Abbey Road en Londres .
Yo, les quiero dar las gracias porque, si esto sale adelante, y saldrá, nos habrán dejado sin trabajo a todos los negociadores e intermediarios a base de aplicar fórmulas, modelos y algoritmos matemáticos. No siempre acertarán pero, la mayoría de las veces, temo que sí.
Habrán contribuido, también, a que el mercado en general sea un poco menos democrático ya que las Pymes no tendrán acceso a este tipo de estudios y análisis (precios y costos) y se aprovecharán las grandes compañías que, a partir de entonces serán mucho más grandes, pero tampoco les cuento nada novedoso. Los productos se comenzarán a vender solos (los comprarán los distribuidores finales y sobrarán los vendedores y agentes comerciales de toda la vida)
Pero mi gran pregunta, la del millón, ¿por qué no les venden ese software al Congreso de Diputados y abreviamos la coyuntura a la que nos están abocando los grupos políticos españoles con su pachorra y sus estrategias? Imaginémonos al Presidente Sánchez analizando lo que todos opinamos y decidiendo con quién se va a apoyar y con quién no. ¡Ya estaría resuelto!
Pero no, porque eso significaría la muerte de los medios de comunicación que no tendrían con qué satisfacernos el morbo político que nos invade a todos en esta fechas (por lo del verano, las vacaciones y la ociosidad derivada). La cuestión es que, gracias a este selecto grupo de innovadores científicos, casi españoles (ni todos lo son ni todos viven y trabajan aquí) el mundo va a resultar un poco más previsible.
Gracias muchachos, la humanidad os estará eternamente agradecida. No es responsabilidad vuestra pero ya veréis como se gira en contra de todos nosotros, menos de los políticos españoles. Y gracias a María Victoria S. Nadal, que le dio visibilidad a este estudio en su red que comparto en Linkedin.
Así es… siempre