La excelencia, la calidad, la perfección sólo se puede conseguir a través de uno mismo. Sólo tú eres capaz de alcanzarla, depende de ti, de nadie más. Todos los objetivos, todos los proyectos en los que intervengan más de una persona están comprometidos de salida, con muchas posibilidades de que resulten fallidos, imperfectos, con errores.
Sí, claro, también los que hagas tú pero con una diferencia: tu puedes controlar el resultado, sólo depende de ti, de tu nivel de tolerancia, de aceptación, de tu espíritu de superación, de tu voluntad por alcanzar la perfección, de tu actitud, sea orientada a los demás o a ti mismo. Novelista, arquitecto|a, ingeniero|a, informático|a, profesor|a o zapatero|a, tu trabajo se orienta a que otras personas se beneficien de tu esfuerzo; eso lo conseguirás más o menos en virtud de tu calidad, de tu nivel de auto exigencia. Eso debería excluir a los cirujanos, pero tampoco, algunos ‘muertos’ cargan sobre sus espaldas
Otros apuestan por crear empresa, trabajando en proyectos en los que intervienen más profesionales comprometidos con el final de los mismos. Ahí, las posibilidades de error se incrementan exponencialmente, si bien permite llegar mucho más lejos que trabajando en solitario. Eso sí, el resultado se compromete mucho y el esfuerzo del líder se incrementa, de igual manera exponencial, para poder controlar y evitar que los ‘inevitables errores’ permanezcan al finalizar.
En toda tentativa, si algo puede salir mal, saldrá mal (Edsel Murphy)
Si aceptamos este aforismo, voy a tratar de explicar porque se acaba convirtiendo en verdad tantas ocasiones. Si en un proceso (administrativo, comercial, productivo, ..) participa una persona y esta tiene un 10% de posibilidades de cometer un error (no me parece un porcentaje tan exagerado en según que puestos y responsabilidades, pero lo podemos reducir al que queramos), quiere decir que sólo tiene un 90% de probabilidades de actuar correctamente.
La excelencia, la calidad, la perfección sólo se puede conseguir a través de uno mismo
Si participan dos personas, la probabilidad de que el resultado sea óptimo es igual al producto de ambos participantes: 0,90 x 0,90 = 0,81
Si participan 7 individuos, las posibilidades se reducirían a 0,90 a la séptima potencia = 0,48 , o sea, de un 48% de posibilidades de funcionar a la perfección. Cuantas más personas intervengan en un proceso, más se maximizan las posibilidades de que aparezca algún error, de ahí que la tendencia entre los organizadores es a minimizar las manos que intervienen en cualquier proceso y no sólo por el ahorro directo en colaboradores, sino también para evitar los errores que es otro tipo de ahorro tan o más importante. Ya sé que es un juego matemático muy tonto, pero sirve para el ejemplo.
Cuando, en cualquier proyecto, interviene más de una persona, disponer de tantas voluntades y actitudes exactamente igual de positivas orientadas a la excelencia total, es algo bastante impensable; no somos máquinas, somos personas y cada una con su característica y realidad cotidiana diferente, sujetos a errores casi siempre involuntarios pero errores a fin de cuentas, algunos con desenlaces fatales.
Si haces las cosas sólo, llegarás antes, pero si la haces acompañado, probablemente llegues más lejos con todos los riesgos que conlleve.
Por eso, si haces las cosas sólo, llegarás antes, pero si la haces acompañado, probablemente llegues más lejos con todos los riesgos que conlleve, tampoco es nada infalible. Tú decides cómo lo haces, cualquiera de ambas formas pueden servir a tus objetivos, dependiendo de las características y circunstancias que los envuelvan en cada caso y en cada momento. Eso sí, cuando sólo dependas de ti mismo, también serás el único responsable de tus resultados, aunque eso no te acabe convirtiendo en un líder. Y es que hay personas que ayudan, y mucho, desde su faceta de NO Líder.
Que cada uno saque sus propias conclusiones y, si le parece bien, las comente.