Es muy viejo. Bien, de acuerdo, pero tiene absoluta vigencia. Y como no es mío, lo voy a publicar para quienes no lo conozcan
Asunto: ERES PATO O ÁGUILA
Esta es una maravillosa historia acerca de un taxista. Rodrigo, un reconocido conferencista y consultor internacional, estaba haciendo fila para poder ir del aeropuerto Josep Tarradelles de Barcelona a un céntrico hotel de la Ciudad Condal, cuando un taxista se acercó y le hizo señas de que su turno había llegado. Lo primero que notó fue que el taxi estaba limpio y lucían brillantes los colores amarillo y negro que los distinguen de los que dan el mismo servicio en otras capitales. El taxista salió del auto y dio la vuelta para abrirle la puerta trasera del vehículo. El chófer, bien vestido con una camisa blanca, corbata negra, pantalones negros muy bien planchados y el calzado bien lustrado. A Rodrigo le dio hasta cierto apuro esto último ya que, con el viaje, los suyos no lucían igual.
Antes de entrar, le alcanzó un cartón plastificado y le dijo:
Soy Willy, su chófer. Mientras deposito su maleta en el portaequipaje, me gustaría que leyera mi Misión
Después de sentarse, Rodrigo leyó la tarjeta:
Misión de Willy: “Hacer llegar a mis clientes a su destino final de la manera mas rápida, segura y económica posible, brindándole un ambiente amigable”
Rodrigo quedo impactado. Especialmente cuando se dio cuenta que el interior del taxi estaba igual que el exterior, ¡¡Inmaculado, sin una mancha!!
Mientras se acomodaba detrás del volante, Willy le preguntó:
¿Le apetecería un café? Tengo dos termos, uno con café regular y otro con descafeinado. También dispongo de un termo con leche caliente si lo prefiere con leche.
Rodrigo bromeando le dijo: No gracias, preferiría un refresco
Willy sonrío y dijo:
No hay problema tengo una nevera con refresco de Cola regular y dietética, agua y jugo de naranja
Casi tartamudeando Rodrigo le dijo: Tomaré la Cola dietética
Pasándole su bebida con un vaso desechable y un paquete de toallitas húmedas, para poder limpiar la lata antes de abrirla, Willy le dijo:
Si desea usted algo para leer, tengo La Vanguardia, El Periódico, El País, La Razón…
Rodrigo eligió El Periódico, algo más ligero para la lectura de aquel trayecto, relativamente corto. Antes de comenzar el viaje, Willy le pasó otro cartón plastificado
Estas son las estaciones de radio que tengo y la lista de estilos disponibles en Spotify, si quiere escuchar la radio
Y como si esto no fuera demasiado, Willy le comentó que tenia el aire acondicionado prendido y preguntó si la temperatura estaba bien para él. Luego, tras introducir la dirección de destino que Rodrigo le indicó en el GPS, le comunicó cual sería, a su criterio, la mejor ruta a su destino a esta hora del día.
Ya de camino a su destino: dime Willy -le pregunto asombrado Rodrigo- ¿siempre has atendido a tus clientes así? Willy sonrió a través del espejo retrovisor.
No, no siempre. De hecho solamente los dos últimos dos años. Mis primeros cinco años manejando los gasté, la mayor parte del tiempo, quejándome igual que el resto de los taxistas. Un día escuche en la radio acerca del Dr. Dyer un “Gurú” del desarrollo personal. El acababa de escribir un libro llamado “Tú lo obtendrás cuando creas en ello”. Dyer decía que si tú te levantas en la mañana esperando tener un mal día, seguro que lo tendrás, muy rara vez no se te cumplirá. También decía el Dr. Dyer:
Deja de quejarte. Se diferente de tu competencia.
No seas un pato. Se un águila. Los patos solo hacen ruido y se quejan, las águilas se elevan por encima del grupo.
Esto me llegó aquí, en medio de los ojos, dijo Willy indicando con su dedo índice un lugar específico de su frente. Dyer estaba realmente hablando de mi. Yo estaba todo el tiempo haciendo ruido y quejándome. Entonces decidí cambiar mi actitud y ser un águila. Mire alrededor, a los otros taxis y a mis compañeros… Los taxis estaban sucios, los taxistas no eramos amigables y los clientes no estaban contentos, nos habíamos convertido de un servicio público en un mal necesario. Entonces decidí hacer algunos cambios. Primero, de uno en uno, no todos a la vez. Cuando mis clientes respondieron bien, hice más cambios.
Se nota que los cambios te han pagado, le dijo Rodrigo.
Sí, seguro que sí, le dijo Willy. Mi primer año de águila, duplique mis ingresos con respecto al año anterior. Este año posiblemente lo cuadruplique. Usted tuvo suerte de tomar mi taxi hoy. Usualmente ya no estoy en la parada de taxis. Mis clientes hacen reservas a través de mi móvil o dejan mensajes en mi contestador o por whatsapp. Si yo no puedo atenderles, consigo un amigo ‘taxista águila’, de confianza, para que haga el servicio.
¡Willy era fenomenal! Estaba haciendo el servicio de una limusina en un taxi normal y… ¡en Barcelona!.
Posiblemente haya contado esta historia, que un día me explicó Rodrigo, a mas de cincuenta taxistas, y solamente dos tomaron la idea y la desarrollaron. Cuando voy a sus ciudades, les llamo a ellos. El resto de los taxistas hacen bulla como los patos y me cuentan todas las razones por las que no pueden hacer nada de lo que les sugiero. Se quejan de los políticos, de la sociedad, de la economía del país, de las injusticias que se cometen con ellos…, siguen obligándome a escuchar la COPE o cualquier otra emisora que no me seduce, dejando caer algún que otro comentario más o menos imprudente; en cuanto al aire acondicionado -que alguno de ellos disponga de él y lo use es toda una suerte-, deciden ellos si debo morirme de frío o tostarme de calor; la higiene es algo bastante subjetivo conforme a su particular criterio, a fin de cuentas el taxi es suyo ¿o no? Pues eso.
Willy el taxista, tomó una diferente alternativa: él decidió dejar de hacer ruido y quejarse como los patos y volar por encima del grupo como las águilas.
No importa si trabajas en una oficina, en mantenimiento, eres maestro en un Instituto, un servidor público, un político, un ejecutivo, empleado o profesional independiente, la cuestión inequívoca es ¿cómo te comportas?¿te dedicas a hacer ruido y quejarte?¿te estás empezando a elevar por encima de los demás?
¿Piensas despegar alguna vez en tu vida?
Recuerda: ES TU DECISIÓN Y CADA VEZ TIENES MENOS TIEMPO PARA TOMARLA
Nota personal:
Mi abuelo siempre había defendido a los taxistas por lo solitario de su trabajo. Consideraba que hablar con ellos era una cuestión de caridad cristiana y que su trabajo no estaba nunca bien remunerado. Luego tuve un amigo taxista con el que compartí muchísimas horas de crecimiento de nuestros hijos en el mundo de fútbol. Era de esos amigos dispuestos a que les partieran la cara por defender a otro amigo. Excelente persona. Maravilloso padre. Profesionalmente un pato de narices. No había manera de que cambiara su comportamiento en esa cara del prisma que conforma nuestras vidas. Falleció y lo lamenté muchísimo. Hoy, todavía sigo sin saber ni entender en que punto de la historia cambió todo entre mi abuelo y mi amigo taxista en la ciudad de Barcelona. Pero eso ya es otra historia.