Hace ya unos años que escribí este post, de hecho fue un 19 de febrero de 2012, casi 9 años ya. Ahora soy un fan incondicional de Dudamel y sigo pensando que su ejemplo debería cuajar en nuestras organizaciones para mejorar nuestros rendimientos, cuestión de imaginación entre nuestros líderes grises a los que les cuesta aceptar el arco iris de posibilidades que se abre ante ellos. Vamos, ahora, con lo que escribí.
«Hace un par de meses que voy buscando el tiempo para escribir y subir un nuevo post a mi blog. Es difícil encontrarlo cuando las horas están más comprometidas que las promesas de un político antes de llegar a la Moncloa, y que nadie quiera ver en ello ningún sarcasmo más o menos simpático, es la cruda realidad.
No obstante, recientemente, he tenido la visita de mi buen amigo Carlos Díaz, del que ya he escrito en este espacio en alguna ocasión. Como siempre, a la primera de cambio, nos hemos visto enfrascados en un intenso intercambio de conocimientos y material para aprovechar en nuestras clases, que nos enriquece cada vez más, sobre todo a mí, que disfruto de la experiencia del maestro Carlos. Esta vez me sorprendió con una aportación maravillosa que me servirá para ilustrar esta pequeña reflexión empresarial. Sí, pequeña porque no me voy a extender mucho, bastante menos de lo habitual, pero grande en su contenido, inmensa, brillante como pocas.
Les voy a hablar de la necesidad de convertir el trabajo en una afición en lugar de una obligación. Siempre he planteado a los asistentes a cursos y conferencias la misma cuestión, pero nunca había tenido la oportunidad de plasmarlo con unas imágenes tan evidentes y elocuentes. Se trata de ver como conseguimos disfrutar con nuestro trabajo. Sí, he dicho disfrutar y, claro, que además nos paguen. No hace mucho, dictando una conferencia en Panamá, invitado por el Centro de Capacitación Integral dirigido por mi amiga y colega Teresita González, hacía referencia a la necesidad de contratar por ACTITUD más que por APTITUD. Al principio les sonó muy extraño, pero luego pude mostrarles unos vídeos en los que se podía ver como unos directores de orquesta disfrutaban y eran capaces de transmitírselo, tanto a sus músicos –trabajadores|colaboradores empleados-, como al público –cliente final- y, además, de manera remunerada. Era una recopilación de la Marcha Radetzky, interpretada por diferentes directores, durante el concierto de Año Nuevo en Viena. Un estudio somero, nos permite comprobar los diferentes estilos de liderazgo de cada uno de los directores en cuestión.
¡Convertir el trabajo en una afición en lugar de una obligación!
Ahora he descubierto a alguien todavía más genial e innovador. Reconozco que, pese a mi gusto por determinada música clásica, no conocía este director hispano que no sólo me ha sorprendido muy gratamente, sino que también me ha maravillado. Se llama Gustavo Dudamel y seguramente a muchos de ustedes no les resultará tan desconocido como a este inculto musical que les escribe. Dudamel es increíble dirigiendo a la Orquesta Juvenil Simón Bolivar, aunque también lo sea con la Filarmónica de Los Ángeles. Creo que lo van disfrutar cuando lo vean. Pero lo más extraordinario de todo esto, es como alcanza la cuadratura del círculo al conseguir, esta vez sí, que no sólo disfrute él, con su dirección y trabajo, y por descontado el público que asiste, sino que consigue asimismo que disfruten todos los músicos que trabajan bajo la dirección de su batuta, alcanzando la perfección absoluta de una actividad profesional: que todos gocen con lo que hacen.
Dudamel, consigue romper la estética encorsetada que nos posiciona la música clásica como algo reservado a los puristas y a una minoría de eruditos y snobs junto a unos pocos que verdaderamente disfrutan de este género, y destruye cuantos paradigmas la han limitado a una minoría, ceñidos a unos cánones y reglas elitistas y no sólo en el sentido social de la palabra.
Podrán comprobar también, como todo esto no está reñido con la venta de su producto y de la marca: Venezuela. De qué manera lo revoluciona haciendo que sus músicos sustituyan, en medio de su actuación, los clásicos vestidos negros por una cómoda chaqueta con los colores de su país y el nombre de su país estampado en la espalda. Marketing en estado puro.
Venezuela no es sólo Maduro ni la revolución excluyente, Venezuela es mucho más y su espíritu sigue vivo a través del arte, del deporte y de sus gentes aunque no dispongan de empresas competitivas ahora mismo.
Probablemente, desde un punto de vista técnico, no suene la orquesta como la Filarmónica de Vienna, no se lo sabría decir, no tengo ese oído afinado y exquisito, pero les aseguro que yo quisiera estar ahí como músico-trabajador o como acomodador en el teatro, me da lo mismo. Y también, desde luego, yo, después de verle en esa actuación, “le compro” ese producto nacido de la ilusión, de la innovación, de la alegría, de hacer las cosas disfrutando con ellas, de hacerlas y presentarlas diferentes, ampliando límites y rompiendo moldes. Ojala sirviera de ejemplo en muchas organizaciones empresariales.
En cuanto al vídeo, que podrán encontrar en You Tube, les he incluido dos piezas, recortando todos los espacios superfluos que he considerado menos trascendentes, en aras de que resultara lo más corto posible el visionado, pero creo que vale la pena verlo todo, ya que en cada una de las dos interpretaciones aparecen innovaciones interesantes. Descúbranlas»
En un próximo post hablaremos de cómo conseguir ese ambiente en nuestra organización.
¡Es posible, conseguirlo!
Un abrazo y que lo disfruten.
Me encanto!, estoy totalmente de acuerdo contigo, si hacemos nuestro trabajo con amor y con alegria, el resultado será la multiplicación de ese amor y alegria… que siempre, siempre retornará hacia nosotros mismos.
Este es uno de los pocos videos que tocan mi corazón… venezolano. Los miembros de la orquesta juvenil Simón Bolívar, son personas que empiezan a tocar desde muy pequeños (requerido desde los 4 – 5 años) y en lo cual el gobierno venezolano invierte.
Como dije anteriormente, esto toca mi corazón porque descubro con beneplácito algo hermoso y maravilloso surgido desde mi patria,que es como una gran alegría, y optimiza nuestras esperanzas fuera de toda la situación en que se encuentra sumergida Venezuela.
Quizás una de los grandes valores venezolanos que sin duda, debe ser importado, es la alegria. A nosotros, tanto la libertad, máximo valor americano y bolivariano, le sigue el carácter alegre, dicharachero y ruiseño de nosotros los venezolanos.
Escuchar canciones 100% venezolanas y venezolanistas como el alma llanera y pajarillo, me hace muy feliz. Musica venezolana hecha por venezolanos y tocada por venezolanos.
Una disculpa por expresarme de manera nacionalista, comprendo que el post toma esto como una manera de ejemplificar la idea central de generar más pasión y satisfacción en el entorno profesional, que me parece totalmente correcto dado que, con el tiempo, el trabajo se vuelve rutinario y aburrido.
Interesante artículo, sería interesante el observar una evolución en las organizaciones. Si además de seriedad y responsabilidad sumáramos alegria y placer al hacerlo, los resultados serían espectaculares.
Muchas gracias por el video. Un abrazo.
Hola Pascual, ¡me encanta tu visón positiva de la vida! Desde luego, saber usar la música a nivel terapéutico o simplemente motivador hará que nuestra empatía crezca, con ella la solidaridad que se unirá a las ganas de actuar y conseguir cambios, desde el interior hacia nuestro entorno, siempre desde una óptica constructiva y edificante…pero todo pasa y empieza por uno mismo. Es el egoismo bien entendido. Está bién para ayudar a estar bién, que eso te hará sentir mejor…y ¡vuelta a empezar!
Me trae a la memoria una canción de J.M.Serrat: » Hoy puede ser un gran día, plantéatelo así. Aprovecharlo o que pase de largo depende en parte de tÍ…»
Un abrazo sincero
http://www.enricmeier.com
Dudamel, Innegable un motivador y luchador nato, Contagia el entusiasmo en todas las obras que dirige rompiendo paradigmas ¡siempre! He tenido la fortuna de escucharle en directo y sales de sus espectáculos con una energía muy positiva, La música es totalmente venezolana, «El pajarillo» con notas alegres y contagiosas… para abrir paso a «El Alma LLanera»… Wow ¡Que subidón! Gracias, muchas gracias por compartir este vídeo. ¡emocionante!