Me habrán de disculpar los que viene siguiendo el Blog pero una serie de cuestiones personales y profesionales no me han permitido seguir subiendo las entradas con la frecuencia acostumbrada. De todas maneras, ésta semana voy a tomar prestada una reflexión que me resulta bien interesante y que ya publiqué en su día en mi auto clausurado Facebook.
Esta reflexión que es punzante por cuanto implica la imagen de niños y refleja un hecho cotidiano y tan real como la vida misma, no deja de ser la antesala de cómo vamos a comportarnos nosotros mañana. El egoísmo humano no es, en absoluto, patrimonio de los más pequeños a modo de espíritu de supervivencia. Los mayores, los adultos, los que se supone que disponemos del conocimiento necesario, también lo practicamos diariamente y sin ningún recato.
De hecho, es nuestra ambición lo que nos acaba moviendo, continuamente, como si se tratara del combustible de mayor octanaje disponible en la gasolinera donde llenamos los tanques de nuestros automóviles. Es más, creo que Repsol no debería llorar tanto por el petróleo argentino perdido y le propondría al ínclito Brufau que dispusiera, en toda la red de gasolineras de la enseña española repartidas por el mundo, un cubículo en el que los individuos, mientras se llena el depósito de sus vehículos, recargaran sus dosis neuronales de ambición desmedida y egoísmo exacerbado para afrontar sus jornadas laborales con la mejor de las disposiciones y ánimos, dispuestos a pisar, maltratar, ofender y vituperar a cuantos se opongan a sus intereses, legítimos, por trepar la montaña de la sociedad pisando cabezas, cuantas convengan y sean necesarias, amén.
¿Ironía? Miren a su alrededor y, en algunos casos, miremos a nuestro interior y veremos que poco felices somos con lo que tenemos y cuánto ambicionamos lo que tienen los demás. Como diría el profesor Eduard Punset, sólo se es feliz mientras deseamos una cosa; una vez conseguida desaparece la felicidad. No es que esté muy de acuerdo con la síntesis basada en su experiencia con su perra, si bien reconozco que es así con los animales, pero creo que la racionalidad humana debería, precisamente, servir para que gestionáramos mejor estas circunstancias.
Feliz semana a tod@s
Estoy completamente de acuerdo. Pensemos más en ofrecer a los demás que en tener cosas y cosas. Y miremos lo que los otros no tienen y a nosotros nos sobra y no lo tomamos en cuenta ni damos las gracias por ello